jueves, 18 de diciembre de 2008

Sobre zapatazos y otras vicisitudes


Sobre zapatazos y otras vicisitudes


Laura Fernández-Montesinos Salamanca

Para analistas, comentaristas, periodistas, políticos, etc., los lanzamientos de zapatos a Bush por el periodista iraquí Mundaher al-Zaydi son en algunos casos geniales, aunque no sea lo más ortodoxo, y en otros, completamente reprobables.
Desgraciadamente en este mundo injusto, solo los poderosos y/o adinerados pueden ejercer su más que reprobable voluntad, cometer arbitrariedades y atropellos de todo tipo, tomarse la justicia por su mano, y hasta genocidios -como es el caso- sin que el mundo pueda hacer nada. En nombre de mentiras, farsas y fantasmas tales como los enemigos de las naciones, guerras preventivas y terrorismo, se cometen barbaridades y genocidios sobre los que los ciudadanos del mundo no tenemos más que derecho de voz- y eso a veces- pero nunca voto.
Se ha repetido hasta la saciedad que los zapatazos de Mundaher al-Zaydi no son la forma adecuada de protestar, hasta que es un hecho profundamente lamentable, a pesar de que el mundo entero se desternille y se aplauda en privado. Una hipócrita forma de actuar. Es casi un: “no es lo adecuado, pero yo hubiese hecho lo mismo”. Sin embargo, lo verdaderamente lamentable y reprobable es lo que hizo el Sr. Bush con Afganistán y con Irak: convirtió a estos dos países en cenizas. Contra aquello no hubo defensa alguna, ni guardaespaldas. Casi un millón de iraquíes han muerto desde que empezó la guerra, y más de un millón de niños perecieron a consecuencia del bloqueo, antes de la misma; pero a él se le concede el derecho todavía de proclamar que se equivocó al obedecer a los informes que “indicaban” que Irak tenía armas de destrucción masiva; y que el muchacho solo “quería salir en la tele”. ¡Pero qué barbaridad! Lamentable es también la tortura a que están sometiendo a este profesional por lanzar dos zapatos, y los siete años de cárcel que le esperan, ante la enorme indignación que sintió al escuchar las falsedades de uno de los genocidas de la historia. Pero Bush jamás estará delante de un tribunal de justicia por arrojar sus bombas destructoras y asesinas. Porque su injusticia es legitimada por el poder que este mundo absurdo le ha concedido, a pesar de su inconciencia, de su irresponsabilidad, de su incultura y de su ineptitud.
No es posible para quienes observamos a miles de kilómetros, comprender la terrible sensación de impotencia desesperación, sufrimiento y aberración hacia los crímenes que se cometen con el propio pueblo por simple ambición de unos cuantos poderosos. Este periodista cubrió las noticias de la guerra en Irak. Pudo ver, oír, y comprobar la realidad de la muerte, los atentados, los abusos militares, la falta de medios, alimentos y medicinas por el bloqueo, el robo arqueológico y petrolífero a que sometieron a su país, el horror de la muerte, los niños mutilados y muertos... el sufrimiento de este profesional, como ciudadano iraquí ha debido de ser inimaginable.
En las leyes de gran cantidad de países, entre ellos Estados Unidos, está prevista la posibilidad de que una persona actúe de forma irascible e irracional bajo circunstancias de presión y provocación, que nunca se daría en situaciones normales. Ahí tenemos ataques de padres a los asesinos o violadores de sus hijos, quienes suelen ser absueltos por locura transitoria perfectamente comprensible. Sin embargo, sin tener en cuenta de los traumas que tanto horror le hayan provocado, Mundaher se pudrirá en la cárcel, aunque su ataque haya sido una respuesta a una provocación que lo llenó de una indignación más allá de toda racionalidad.
Los derechos serán solo para ricos y poderosos, pero la justicia del pueblo lo ha convertido en héroe.
En solidaridad con Mundaher al-Zaydi.
laurafdez27@hotmail.com

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